¿cómo influye la escuela en los roles de género?
Género y educación
Los roles de género son los patrones de comportamiento, las actitudes y las expectativas asociadas a un determinado sexo, a ser hombre o mujer. Para mayor claridad, los psicólogos distinguen a veces las diferencias de género, que están relacionadas con los roles sociales, de las diferencias de sexo, que están relacionadas únicamente con la fisiología y la anatomía. Utilizando esta terminología, el género importa en la enseñanza más que el sexo (¡a pesar de las bromas que se hagan sobre este último!).
Aunque hay muchas excepciones, los chicos y las chicas se diferencian por término medio en aspectos que son paralelos a los estereotipos de género convencionales y que afectan a la forma en que los sexos se comportan en la escuela y en clase. Las diferencias tienen que ver con comportamientos físicos, estilos de interacción social, motivaciones académicas, conductas y elecciones. Tienen diversas fuentes, principalmente los padres, los compañeros y los medios de comunicación. Ciertamente, los profesores no son la causa principal de las diferencias de roles de género, pero a veces los profesores influyen en ellas por sus respuestas y elecciones en nombre de los alumnos.
Desde el punto de vista físico, los chicos tienden a ser más activos que las chicas y, del mismo modo, más inquietos si tienen que estar sentados durante mucho tiempo. También son más propensos que las chicas a recurrir a la agresión física si se sienten frustrados (Espelage y Swearer, 2004). Ambas tendencias son incompatibles con las exigencias habituales de la vida en el aula, por supuesto, y hacen más probable que la escuela sea una experiencia difícil para los chicos, incluso para los que nunca se meten en problemas por ser inquietos o agresivos.
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Los roles de género son estereotipos influenciados culturalmente que crean expectativas de comportamiento apropiado para hombres y mujeres[1][2][3] La comprensión de estos roles es evidente en niños de tan sólo cuatro años de edad[4] y desempeñan un papel importante en el desarrollo social. Los niños de entre 3 y 6 meses pueden distinguir entre rostros masculinos y femeninos.[5] A los diez meses, los bebés pueden asociar ciertos objetos con las mujeres y los hombres, como un martillo con un hombre o un pañuelo con las mujeres.[5] Los roles de género están influidos por los medios de comunicación, la familia, el entorno y la sociedad. La comprensión de los roles de género por parte de un niño influye en su forma de socializar con sus compañeros y de establecer relaciones. Además de la maduración biológica, los niños se desarrollan dentro de un conjunto de normas sociales y de comportamiento específicas de cada género, arraigadas en la estructura familiar, en los patrones naturales de juego, en las amistades cercanas y en la bulliciosa jungla social de la vida escolar. Los roles de género que se encuentran en la infancia desempeñan un papel importante en la formación del autoconcepto del individuo e influyen en el modo en que éste se relaciona más adelante en la vida[6].
Ejemplos de roles de género en la escuela
Comprender la conexión entre la desigualdad de género y la falta de oportunidades educativas puede mejorar los resultados de un desarrollo más sostenible. La desigualdad de género paraliza la economía de una nación a costa de las mujeres. Las políticas y los roles de género afectan al sistema educativo de una nación, ya sea porque no hay un espacio seguro para que las jóvenes aprendan o porque no se les da la oportunidad de recibir una educación de calidad. Según la UNESCO, una media de 130 millones de niñas de entre 6 y 17 años están sin escolarizar y 15 millones de niñas en edad de cursar la enseñanza primaria no entrarán nunca en un aula [1]. Existe una enorme brecha de género en la educación en todo el mundo que puede ser resultado de muchas identidades interseccionales. Las explicaciones más comunes de esta brecha de género son la pobreza, la lejanía geográfica, la violencia, las discapacidades, la falta de infraestructuras o la pertenencia a un grupo etnolingüístico minoritario. Los datos varían en las diferentes regiones, con los mayores índices de desigualdad de género en la educación en África, el sur de Asia y Oriente Medio. También se observa un aumento de las tasas de no escolarización de las mujeres a medida que avanza la escolarización. A continuación se muestran mapas que incluyen los porcentajes de niñas y mujeres jóvenes que no están escolarizadas. Se puede ver cómo los porcentajes aumentan a medida que se incrementa el nivel de escolarización.
Cuestiones de género en las escuelas
En lo que respecta a la infancia, existen múltiples estudios que muestran cómo los niños y niñas interiorizan los roles de género tradicionales que imperan en la sociedad desde una edad temprana (Jackson, 2007). Esta interiorización tiene un efecto decisivo en su desarrollo académico, en la percepción de sus propias capacidades (independientemente de sus capacidades reales) y en sus aspiraciones personales, vocacionales y laborales (Kollmayer et al., 2018).
Bajo estas diferencias existe una persistencia de los estereotipos de género tradicionales, entre otros factores sociales, según los cuales se asocian determinados atributos, comportamientos y expectativas a hombres y mujeres de forma sesgada. Las investigaciones en el área de la psicología social y del desarrollo se preguntan desde hace décadas por el desarrollo y la adquisición de los roles de género en la infancia, y por los factores que afectan a estos hechos continuos. La tipificación del sexo o el proceso de adquisición de los roles de género es un fenómeno global por el que pasan los niños de todas las culturas, considerándolo como parte del desarrollo habitual y consecuencia de los procesos de socialización diferenciada en los primeros años de vida. Este fenómeno sigue evolucionando a lo largo de la vida con los mensajes que provienen de los contextos con los que los niños interactúan (Bem, 1983; Liben y Bigler, 2002c).