¿cómo trabajar igualdad de género con niños?
Desigualdad de género en la infancia
Se ha avanzado mucho en el aumento del acceso a la educación, pero los progresos han sido lentos en la mejora de la sensibilidad de género del sistema educativo, incluida la garantía de que los libros de texto promuevan estereotipos positivos.
Entre 1999 y 2010, la proporción de niñas en la escuela secundaria se redujo de 83 a 82 niñas por cada 100 niños en el nivel secundario y de 67 a 63 niñas por cada 100 niños en el nivel terciario. Esto supone un estancamiento del progreso y una vuelta a la profunda igualdad de género que caracterizaba a épocas anteriores. Para abordar esta brecha, nuestros esfuerzos no pueden hacerse en silos, sino que deben involucrar a las personas (las niñas en este caso).
Una de las realidades que debemos recordar y abordar es que, cuando las mujeres «invaden» espacios que antes estaban completamente dominados por los hombres, a menudo hay una penalización. En la educación y en el lugar de trabajo, esa reacción suele adoptar la forma de acoso sexual, humillación y violencia.
Ejemplos de desigualdad de género en casa
Aunque hoy en día hay más niñas que van a la escuela primaria que hace 20 años, sigue habiendo menos niñas que niños que terminan la escuela primaria y continúan con la educación superior. Muchas mujeres se ven obligadas a trabajar en el sector informal en peores condiciones, al tiempo que hacen la mayor parte de los deberes.
Las fuerzas conservadoras, la polarización y la falta de financiación amenazan los esfuerzos que se realizan para promover la igualdad de género. Por ejemplo, muchos países están adoptando leyes restrictivas sobre el aborto y las cuestiones LGBTQI.
Suecia es uno de los países donantes que más invierte en el apoyo a la igualdad de género. A nivel mundial, el trabajo por la igualdad de género está infrafinanciado. Sólo el 4% de la financiación de los países donantes tiene como objetivo principal la igualdad de género.
En los últimos años, muchos países han prohibido la violencia de género y el matrimonio infantil. Sin embargo, la legislación discriminatoria, las normas sociales y las costumbres destructivas siguen impidiendo que las mujeres y las niñas se beneficien plenamente de sus derechos económicos, sociales y culturales. Los roles de género estereotipados también son perjudiciales para los hombres y los niños. La igualdad de género es un factor importante para que tanto los hombres como las mujeres puedan vivir su vida en plenitud, y para luchar contra la pobreza.
Datos sobre la igualdad de género
Esta Guía y Caja de Herramientas para Programas pretende responder a la siguiente pregunta: ¿cómo podemos integrar de forma coherente, significativa y estratégica el enfoque de la igualdad de género en nuestro trabajo de programación en Save the Children? Se trata de una respuesta a las numerosas peticiones de los miembros y de las oficinas nacionales de orientación sobre programas que acompañan a los Principios de Save the Children para la Igualdad de Género. Además de responder a las preguntas más frecuentes, este documento aborda tres cuestiones fundamentales: Por qué es fundamental la integración de la perspectiva de género; A quién afecta y afecta el género; y Cómo integrar la igualdad de género.
La igualdad de género en casa
La economía mundial saldría ganando. Según un estudio publicado por la Organización Internacional del Trabajo, si se redujera la desigualdad entre hombres y mujeres en el mercado laboral, aumentaría la tasa de empleo y, en consecuencia, el PIB mundial.
La salud es otro ámbito que se beneficiaría de acabar con la desigualdad de género. Según un estudio que analiza datos de 219 países, la mejora del acceso a la educación de niñas y mujeres reduciría la mortalidad infantil.
El medio ambiente también tendría motivos para estar agradecido si la humanidad ofreciera las mismas oportunidades a todos. El proyecto Drawdown, que trazó 100 estrategias para reducir el cambio climático y sus efectos, ha clasificado la educación de las niñas como la sexta forma más eficiente de reducir la contaminación por carbono para 2050, con un retorno de la inversión «incalculable».
Las Naciones Unidas, al esbozar sus Objetivos de Desarrollo Sostenible, enumeran la igualdad de género como el quinto de los 17 objetivos que deben alcanzarse para 2030, con recomendaciones de políticas públicas para avanzar en la agenda a gran escala. Pero las acciones individuales tienen un enorme potencial de cambio.